No hay forma de evitar la llegada de un nuevo día y mucho menos su triste partida. Nuestras tristes despedidas, tibias así como un beso en la frente o el mismo atardecer. Pero espero acompañado del tiempo y de aquel beso, que se ha convertido en un recuerdo más que perfecto.
No hay forma olvidar cada canción en que acaricio sin saber tu espalda. Con cada nota en que nuestros pasos se cruzan robándole espacios desnudos al tiempo. Con cada momento de silencio en que no existe vació entre nuestros cuerpos. En cada momento me escudo en la oscuridad para acariciar tu rostro, en cada segundo solo te beso.
No hay forma de evitar la llegada de la blanca novia que luce un velo bordado de estrellas. Ni forma para detener sus elegantes pisadas que con desesperación buscan a su amado. Al contemplar cada pisada me doy cuenta que para mi no existe mayor fantasía que perderme en abismo de tus caderas. Ni mayor aventura que recorrer todo una vida la orilla de tu ombligo.
Pero para ser sincero conmigo mismo debo aceptar de que, no hay forma de olvidar cada amanecer a tu lado.