viernes, 23 de mayo de 2008

BUTTERFINGERS

Es de tarde y de hecho se me ha hecho algo tarde para aquel tan esperado encuentro en el parque. Siento que el día es más que perfecto, pues es el calor de tus recuerdos el único que siento. Y la suave brisa que me golpea no es otra más que propia risa.


De pronto las calles vacías a mí alrededor se llenan de caras, olores y tanta magia. Los países se cemento se alternan con el verde que espero. Poco a poco, kilómetro a kilómetro hasta cambiar totalmente al verde y azul del cielo.

No puedo negar que al verte te confundí con la madre naturaleza ¿Será acaso porque cada día te haces mas bella? Como saludar si no hay palabras, te las has robado todas. Muestras una gran sonrisa, la respuesta más acertada de todas las que mi cabeza conjugaba.

Hoy seré una caja de sorpresas, hoy serás mucho más que el polvo de estrellas que utilice para dejar mi olor en cada cosa nuestra. ¿Pero como sorprender a quien me sorprende cada día? Cada día con aquel tan sublime juego del viento con tu pelo.

En mi mente queda un momento que se me hace imposible arrancar. Y es como de tus labios he robado los trocitos de chocolate mas sinceros que ha mi vida han de llegar. Y al acabar, con atrevimiento de tus dedos he saboreado el caramelo que llevas muy dentro.

Quizás todo esto que recuerde haya sido un sueño. Pues al abrir mis ojos mi cabeza se cobijaba entre tus piernas, mientras aquellos dedos impregnados con olor a caramelo se perdían entre mi pelo.

Al mirar más arriba puedo contemplarte. Y ver como tu magia ha vuelto verde y lleno de vida aquel cielo abierto que esta más allá de tu rostro. El atardecer se hace cada vez mas bello pero tristemente ha de acabar.

Lentamente poco a poco nos alejamos de aquel lugar, hasta llegar al punto de despedida. Te abrazo como nunca, con la esperanza de que no te tengas que ir y mucho menos tener que partir una vez más lejos de ti.

Para ti, mi última sorpresa del día es un regalo para que me tengas en tu mente todo el día. Para mí, tu último regalo del día es acariciar tu nariz junto a la mía. Al final solo queda un largo beso en tu mejilla. Un beso que intentar compensar todos los que me das con tus dedos embarrados en caramelo.

Es triste que el tiempo no se detenga momentos tan perfectos como cuando me pierdo entre tus dedos.