martes, 10 de junio de 2008

BACK TO YOU

Antes de dormir le pido a luna que toque mi ventana antes de nazca el alba. Pues hoy me escapo para regresar de nuevo a aquel lugar que me marcho a visitar en mis sueños. A donde ni una noche osó faltar, un lugar donde me llega el amanecer abrazado a tu alma.

El amanecer no tarda en abrir la puerta de la madrugada, dejando escapar la oscuridad que a las estrellas acompañan. Apenas te asomas a mi ventana para despertarme una cálida caricia, dándome la bienvenida a este hermoso día. Salto de mi cama y aun paso la estación.

Al parecer he llegado primero que todos antes que nadie. El primero que espera a pagar el precio de un autobús a lo más profundo de los deseos de mi corazón. Corazón que se agita con solo escuchar cada llamada a la salida.


Resuena en mi mente aun el último silbido que convirtió a las angostas calles conocidas en amplias autopistas. Autopistas que se bañan con el sol naciente que apenas se lava la cara en un dorado esperanza y que cada minuto asiente para lavarse la cara en agua cristalina de la vía láctea.

Lo conocido se me vuelve tan ajeno al sentir como calles y ciudades me atraviesan. Recuerdo como desde la ventana en un pueblo no muy lejano, un niño compartió con una sonrisa un pan con café conmigo.

A un lado del camino esta un nuevo mar del cual sus mejillas aun no seca el temprano rocío. Y el viento acaricia las olas de cocoteros que saltan cual si fueran un delfín queriendo atrapar las nubes que sin saberlo son su propio reflejo. Admiro el coraje de los pequeños ríos que se tiñen de tierra para ser la isla que abraza tanta belleza.

Cada kilómetro y el mar hacen crecer mi anhelo, junto a los cambiantes letreros que nombran los lugares donde no estas. Juegan con mi espera al saber que a un momento estoy tan lejos y a la vez tan cerca. Kilómetros unos cuantos, kilómetros unos pocos para llegar a ti, que aun tiernamente duermes.

Debo confesar que nunca tuve tantas ganas de ver de otro color el mar. Al fin cuando pasa te busco entre tanta gente desde mi ventana. Allí apareces a lo lejos tu inconfundible silueta. De pronto tus brazos se agitan y el mensaje que le envía mi corazón a mi mente es alguien detenga este recorrido que para mi ya no tiene sentido.

Detente, detente justo allí, no la alejes más de mí. Quería gritarlo mientras me alejaba más y más de ti. Todo se detuvo y comencé a correr. El sol me abrumo, el viento me gritaba que siguiera, corre todo lo que puedas en mi contra allí te espera ella. Mientras el mar que con tantas ansias esperaba ver me tentaba a que me detuviera a mirarlo. Le susurraba para no abochornarle que toda la belleza del mundo para mi esta en ti.

La espera se hace larga mientras corro pero esta llegando al final puedo verte a lo lejos mientras marcho hacia ti. La verdad no sabía que hacer o que decir después de no verte durante semanas que han tan largas. Pero mis brazos sabían lo que mi corazón realmente quería; perderme junto a ti en aquel abrazo largo largo largo.

Al final tu nariz frente a la mía, mis ojos en que solo miran tus ojos. Me pierdo en el panorama del café más puro que mis labios han de besar con todas mis ganas. El caminar a tu lado frente al mar algo que nunca podré olvidar. Conocer una ciudad abrazo a tu cintura algo que me hace perder la cordura, todo lo que le roge la luna.

Aunque pueda ser difícil de creer pues mi mira no se apartaba de ti y brazos no se apartaban de aquí sabia que no éramos solos los dos allí. Es una de esas bellezas sin cordura y su locura es la envidia de la media luna. Una belleza loca que de esas que son realmente sinceras, capaces de hablar con tocándote con las palmas del corazón.

Allí nosotros riendo como locos, pues éramos mucho mas que tres. Como olvidar la compañía de aquella señora que nos servía, el sol y la amplia brisa. Y casi olvido un océano celoso que se sonroja con queda beso que mi nariz a tu nariz le roba. No me doy cuenta como pasan las horas entre la risa y una tasa de café cuyo olor era para los tres, así como no me di cuenta en verdad cuanto extrañaba pasar el día mirando tu tonta cara.

El reloj hace el único que con el tiempo ha aprendido a hacer y nos avisa que es justo hora de comer. Juntos los tres nos divertimos a cantaros buscando aquel lugar que al final estaba a la esquina de donde estábamos. La pizzería escondida donde se cuenta que hacen unas lasagnas que en verdad fueron toda una delicia. Delicia solo superada por el jugo de chinola que dejo en tus labios.

No puedo olvidar la hermosa estancia al lado nuestra maravillosa compañera, enamorada de la vida con complejo de diva que encierra las más apasionadas historias de un amor, su gran amor. Historias tan lindas que he hecho hasta mías. Que maravilloso tarde, que maravillosa loca que quiero una capa de vino mas cada día.

El tonto reloj sigue marcando las horas ya es hora de un postre. Te abrazo y juntos caminamos por el soleado malecón y de repente una persona grita: ¡hay si hay amor! Beso tu mejilla y te sonrió, pues quizás el mismo no tenga idea de lo correcto que esta aquel señor.

Es gracioso como estábamos de repente sentados en el mismo lugar donde hace un momento compartimos aquel café, pero ahora en búsqueda de un sabroso helado. El tiempo que no se detiene envía la primera señal de mi partida, es muy temprano es todo lo que siento, quiero mucho mas es todo que pienso.

Tu cara se entristece y me abrazas con fuerzas. No llores quisiera decirte, pero no lo haces cada vez te haces mas fuerte. Te confieso algo que más que nadie sabes que es así. Sabes que no importa donde vallas yo esto aquí. Un último fuerte y largo abrazo, un último y caluroso beso bajo el sol.

Me acompañas hasta la entrada te abrazo, me abrazas. Recuerdas la goma de mascar con sabor a ti que habías prometido. Con aquel último beso subo al autobús mientras el mundo de ti de nuevo me aleja. Mientras me alejo unas cuantas lágrimas me quedan. Una goma con sabor a ti, una foto nueva en mi billetera, mil recuerdos y mejor aun el olor a tu alegría en mi franela.