lunes, 18 de febrero de 2008

SWEET COTTON RAIN

Es una noche cualquiera pero sin explicación ya no estamos solos en el balcón, esta vez no solo tú y yo. Trato ocultar lo poco que brilla aquella intrusa detrás aquellos harapos blancos, aquellas supuestas cortinas que adornan el cielo. Intento ciegamente tras tu cintura esconder la huella de espacio entre tu y yo, pero la luna tristemente es tan inoportuna.

Una luna que siente inmensos celos de nuestra travesura, de nuestro deseo de borrar todo rastro de que una vez fuimos dos. Una luna que llora lagrimas de azúcar buscando una razón, para estar en tu lugar amor. Una luna que muere por abrazar alguna vez, la luz de su sol.

Lluvia suave y delicada que toca nuestros labios, que alguna vez hablaron. El olor de la lluvia se mezcla con el de tu piel, endulzando tu piel de caramelo. Lluvia que cae como pétalos de algodón blanco, mientras escribo con los ojos cerrados un verso rosado en tu cuerpo.

Acaricio tu piel con mi cara, tal si fuera un niño descubriendo cada nuevo sabor de una lluvia acaramelada. Con cada caricia solo escucho tu risa, con cada caricia imagino el sabor de hermosa sonrisa. Con cada gota imagino tu mira, imagino el caramelo en tus ojos.

Con cada latido me lleno de ansias de probar nuestros nuevos sabores. Cada gota que resbala de su mejilla blanca, nos traspasan dejándonos sin nada mas que las hacías de probar la felicidad que esconde esta, nuestra nueva fragancia. Su mirada atenta nos hace mas honestos, su mirada nos hace sinceros.

Al final quedan mi mejillas pegada a tu espalda, al final es tu pelo mi suave almohada. Al final solo queda una cama de algodón dulce que nos atrapa hasta la mañana. Al final solo quedan sabanas multicolor cubren el camino hasta nuestro balcón. ¿Donde estas tu, donde estoy yo?

Al final solo quedas tú mi luna amada, intrusa hasta la llegada de la mañana. Testigo fiel de que alguna vez fuimos dos mirándote fijos desde el balcón, debajo tu intensa, mágica y dulce lluvia de algodón.